Anoche
soñé algo totalmente ridículo y absurdo. Son de esos sueños que no podés
contarle a nadie porque inmediatamente después de soltarlo te sentís un
estúpido. Como si estuvieran destinados a morir en las paredes de mi intimidad.
Recuerdo que apenas me levanté aún podía recordar pasajes mientras me recorría
por las tuberías del cuerpo una extraña sensación de frustración. Me
avergonzaba el hecho de tener que repetirlo en mi cabeza en cualquier momento
del día, porque era inquietante, pero a la vez ínfimo y estéril. Casi como un
mosquito molesto, pero ni siquiera quiero darle tanta entidad. Igual debo decir
que estaba ahí y se aparecía sin generar nada en particular en mí. Solo como
una presencia fugaz y sin sentido. Así era el sueño: un tipo que siempre llega
antes que yo a todos lados y consigue las cosas que yo quiero antes que yo. El
tipo hace todo lo que yo quiero hacer pero antes, y lo más terrible es que es
muy parecido a mí, es como yo, se viste igual, lleva puestos los mismos
anteojos, pero llega antes.
Un
tipo que no es real ni es falso, ¿qué es? ¿Y si ese tipo soy yo? ¿Qué es lo que
quiere decirme? ¿Por qué me persigue y lo hace delante mío? y deja que lo vea,
pero me ignora, y a su vez tiene lo que yo quiero y hace lo que me gustaría
hacer. Cuando era más chico no soñaba con este tipo de estupideces
insignificantes. Era más simple, solo quería jugar. Ahora que me doy cuenta, ya
no soy un niño y tengo más preguntas que antes, más dudas y menos tranquilidad.
Ensimismado, es probable que yo haya creado a este tipo y ya sé porqué. Porque
todo el tiempo yo, es mucho.
En
el verano leí a Whitman, ya sé que en verano es más fácil leerlo, pero a veces
quisiera tener a mano más frases como esta: “Me gusta ver entre los árboles el
juego de luces y de sombras cuando la brisa agita las ramas”. O una todavía
mejor y más fascinante: “Yo soy el que camina por la noche que empieza y que se
agranda, y grito al mar y a la tierra perdidos en la noche como yo” ¿Sabés qué
quiero? yo quiero eso, quiero deambular en silencio y descansar sobre el lomo
de un árbol viejo. Quiero tener una segunda vida, y que venga pronto, ni bien
prepare la mochila, ni bien salga afuera y conozca a alguien, a alguien que me
sorprenda, ni bien me pierda por ahí perdiendo también la esperanza, esa diosa
amable que me prefiere esperando, sentado y solo, esperando en el reposo
absoluto de los recuerdos.
Por Fede Ramponi
Grande Fede muy buena esa voz extraña.
ResponderEliminar